
Todas perseguimos vivir sin enfermar, sin dolor, sin trastornos, sin sufrimientos.
Como colectivo nos da miedo morir y nos da terror sufrir.
Podemos ser más o menos conscientes de nuestro cuerpo, de cómo queremos vivir, o de que deberíamos de hacer para conseguirlo.
Estamos unidas por el mismo deseo: perdurar
Otra cosa es el conocimiento, o sentido común sobre como hacerlo bien, (o lo mejor posible)
Nos perdemos en el “como lograrlo”
Estamos programadas para envejecer saludablemente, pero actualmente llegamos a la edad madura con demasiados achaques y medicamentos*.
Y con poca o nula consciencia de que muchas de las dolencias que padecemos se podrían haber evitado.
Son muchas las que estáis convencidas que todo esto forma parte del proceso de envejecer.
Realmente creemos que las enfermedades, la falta de ganarla dependencia, la farmacología, vienen con la edad.
Creencias férreas que se transmiten, sin dejar espacio ni oportunidad a que las cosas sean diferentes, acostumbrándonos a vivir con perfil bajo, sin esperar ya mucho de la vida.
Pero hoy vengo a remover tus convicciones:
Te comparto que seguramente aún estés a tiempo de frenar muchos de los achaques que te aquejan, o por lo menos mitigarlos, y, lo que es mas importante, prevenir y frenar otros muchos.
Mas allá de casos excepcionales, (a los que muchas veces nos aferramos como excusa para seguir enganchadas a situaciones tóxicas), hay fórmulas para vivir plenamente durante y después de la menopausia.
Somos lo que comemos, lo que sentimos, lo que pensamos, lo que respiramos, en definitiva:
Somos lo que vivimos y como lo vivimos.
Más que demostrado que el origen de muchas de nuestras afecciones tienen un importante componente emocional.
Que trastornos tan comunes como la fatiga crónica, problemas digestivos, pérdida de memoria, insomnio, asma, problemas hormonales, dolores físicos, problemas respiratorios, estrés, nos restan calidad de vida. Impiden que nos desarrollemos con todo nuestro potencial y nos hacen enfermar.
La buena noticia es que podemos revertir casi todo tipo de situaciones, tenemos una gran capacidad transformadora.
“Sólo” debemos de crear nuevos y saludables hábitos, debemos de salir de nuestra zona de confort, cambiar el sentido de la mirada y hacer todo lo posible por:
➡️Generar nuevas actitudes, ➡️ que generen nuevos comportamientos, ➡️ que generen nuevas experiencias y ➡️ que terminen cambiando la química de nuestro cerebro y lo negativo pase a ser positivo.
Rompiendo círculos viciosos que nos obligan a repetir patrones que nos impiden dirigirnos hacia un recorrido de conocimiento y crecimiento.
Manteniendo una vorágine de repeticiones (por eso de economizar energía, aunque vaya en nuestra contra)
Es evidente que no es un camino fácil, y muchas veces nuestra propia percepción nos engaña,.Pero creo que es ya una obligación aprender a ser más conscientes de cómo somos y de cómo funcionamos, y, comprender por fin que en nosotras está la posibilidad del cambio.
Mucho más fácil es dejarnos llevar por la corriente, asumir la enfermedad como algo inherente a las etapas de la vida y sencillamente dar por sentado que tiene que ser así.
Pero en muchos casos nos sentirnos mejor con pequeños cambios en nuestro día a día, conectando con la naturaleza, con el movimiento, con la respiración consciente.
Hábitos como una alimentación saludable, y pensar de manera
positiva, obran milagros si se acompañan de risas, bailes, caminatas,
Es fundamental mantenernos activas y curiosas. Trabajar nuestra parte emocional, ser flexibles, dejarnos sorprender, y recuperar la curiosidad, la ilusión y las ganas de tener nuevas relaciones.
La amistad y la proximidad con otras mujeres es en esta etapa fundamental.
Lo de menos es en el punto en que estemos, cuántas veces tengamos que recomenzar o cuántas veces retrocedamos.
Lo importante es continuar, lo verdaderamente importante es decidir vivir con más plenitud y consciencia en este presente que nos está tocando vivir.
Porque estamos aquí para ser felices, para VIVIR ( con todas las letras y con mayúsculas), para aprender y para transmitir, y es imprescindible un cambio, el mío en primer lugar.
Ánimo, GRA.
*Aclaro que no estoy en contra de la medicina, esa que salva muchas vidas, estoy si en contra de el tratamiento del síntoma “per se”, sin profundizar en la causa.
**** la fotografía pertenece a la Asociación Profesional Española de Naturopatía y Bioterapia
Libro recomendado Regreso a mi de Carmen Magirena.
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